viernes, 18 de abril de 2014

LA SANGRE DEL PACTO-

Pasó el vino a sus apóstoles , y Jesús dijo en palabras simbólicas no literales: “Esto significa mi ‘sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos” (Mar. 14:24). El vino simbolizó su propia sangre vital. Su sangre derramada haría posible el perdón de pecados en el caso de los que ejercieran fe en ella. En esta ocasión Jesús estaba recalcando que la sangre haría posible que sus coherederos en perspectiva quedaran limpios de pecado. Pero se sabe que Jesús y algunos discípulos eran de la secta de los Esenios llamados isarim o iniciados, nazarenos o apartados, y en griego Chrestanos comunidad judía semejante a las pitagóricas que ya existían en Anatolia y en Grecia, a las terapéuticas de Egipto y Etiopia y a las budistas y gimnosofistas (brahmanes) de la India. Un rito esenio era mantener la copa de vino en la mano y mentalmente figurarse la meta o solución en el líquido, luego, mientras se bebía, el vino brindaba esa meta o solución a cada célula del cerebro y del cuerpo. Ya que el vino era un recordatorio, para activar el cerebro derecho estando dormido o despierto. "El descubrimiento de un buen vino es mejor para la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella." - Leonardo da Vinci. Las simbólicas palabras de Jesús también indican que mediante su sangre se haría vigente un nuevo pacto entre Jehová Dios y la congregación de cristianos ungidos con espíritu. Con este nuevo pacto se refiere a que el vino a entregar su cuerpo físico para el perdón de los pecados, vino a darle a la humanidad la oportunidad de evolucionar espiritualmente a través del amor y le devolvió a las mujeres el lugar que deben tener en la sociedad.

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